
La residencia artística en el Yukou International Art Village de Mariana dos Santos y Andrés Santángelo culminó a fines de abril de este año. Su estancia de casi un mes trianguló entre Beijing, Yulin y Yukou, lugar donde durante diez días pudieron concentrar su práctica artística. Los docentes interactuaron con un entorno diferente al acostumbrado y ahí se encuentra buena parte de la riqueza de la experiencia: una residencia inmersiva, donde dejarse impregnar por esa otra geografía, idioma y costumbres fue esencial para que la práctica creativa aflorara.
dos Santos y Santángelo fueron los dos primeros docentes de Facultad de Artes en realizar esta residencia en el Yukou International Art Village. En octubre de este año será el turno de otros dos docentes de nuestra facultad y se proyecta que estos intercambios se profundicen, contando con la visita a nuestro país del fundador del Museo DODO, el artista LIU Ruowang, y el artista y gestor italiano Jacopo Della Ragione.

Jet lag o cambio de fase
Cuando se viaja lejos, atravesando múltiples zonas horarias (este – oeste u oeste – este) y lo hacemos muy rápido, podemos desajustar nuestro ritmo circadiano interno, del ciclo día – noche del lugar de destino. Si a esta condición fisiológica le sumamos un cambio abrupto de las condiciones de nuestra vida cotidiana, podemos encontrarnos ante un escenario desorientador. Son once horas de diferencia entre Uruguay y China, “eso sí que lo siente el cuerpo, eso sí que se experimenta en tiempo real, o sea, hay una cosa que tiene que ver con la conciencia y con la voluntad; y otras que tienen que ver con la biología y lo orgánico. También es una experiencia de ese tipo”, dice Santángelo.
Partiendo de este lugar, y metiéndose 100 por ciento en la creación, los docentes atravesaron esa zona desconocida y tomaron la oportunidad para crear nuevas formas de expresión. Su proceso artístico en los días de la residencia, les llevó por un camino de exploración diferente al que tenían previsto previo al viaje. Cada uno llevó en su valija la línea de investigación / creación desarrollada en la Maestría en Arte y Cultura Visual de la Facultad de Artes. Sin embargo, al llegar a Yukou desandaron instintivamente el camino y coincidieron -sin haberlo acordado previamente- en volver a las raíces, a las prácticas artísticas que desarrollaban cuando eran “aprendices”. Este retorno al lugar de estudiante permitió transitar y activar su fuerza creativa.
Es así, que la práctica centrada en la escultura que Santángelo pretendía profundizar; y la “serigraFeia” que dos Santos proyectaba expandir, abrieron paso a los lenguajes del plano. De esta manera, el dibujo y la pintura fueron la base de su creación y el espacio para la experimentación durante su residencia. En cierto sentido, en un territorio lejano, desértico y donde habitan menos de un centener de habitantes, los docentes volvieron a un lugar íntimo, confortable en su memoria, la de ser estudiantes. “Era algo que yo no hacía, hacía décadas. Sentarme con un modelo a dibujar con un caballete, y me enganché como en esa cosa un poco ritual, un poco rutinaria y medio mantra [y a partir de ahí surgen] como una serie de dibujos (…) supongo que son esas sorpresas positivas que tienen los viajes, como que empecé a trabajar con color, había mucho material disponible para hacer pintura”, contó Santángelo.
Similar fue el proceso de dos Santos, “yo hacía años que no pintaba, muchos años. Entonces, tenía todo ahí, había como estas telas de un metro y medio por 80 y el “Santa” [Santángelo] me decía, «dale, dale». (…) Y ahí lo que hice fue como un juego conmigo misma, que estuvo interesante. Fue un proceso al contrario, un desproceso de lo que yo hacía generalmente, que es el proceso de lo que hacemos todos. Los que pintamos por lo menos, boceto, boceto, boceto, pintamos. Acá me mandé de una al cuadro, ¡con óleo aparte! El cuadro termina siendo para mí accesorio en realidad porque para mí fue como un ejercicio (…) estuvo bueno como volver a ese lugar de estudiante, de taller. En definitiva siempre soy estudiante”, describió la docente de la Tecnicatura en Artes Plásticas y Visuales en Rivera.

No se arregla con un chat-gpt
dos Santos y Santángelo destacan como fundamental la mediación de Jacopo Della Ragione durante toda su estancia. Della Ragione fue quien no solo posibilitó la comunicación para las cuestiones más administrativas o de la gestión de la vida cotidiana, sino también relevante para acercarse y comprender mejor las tradiciones y culturas chinas. Además, el hecho de ser también extranjero y artista posibilitó una sintonía entre los tres en relación a lo que se espera de una residencia artística.
Della Ragione compartió con los docentes que es tan importante la experiencia de la estancia inmersiva, como también las sensibilidades, creaciones, imágenes que se seguirán procesando y con-moviendo con el tiempo ya retornados al país.
Sin saber el idioma, ese ejercicio de traducción / interpretación también fue una constante en los docentes. “Entendí también que soy de otro lado y eso a veces está bueno, porque es la mirada de querer traer lo conocido, lo cotidiano, lo que ya sabemos cómo funciona”, explicó dos Santos.
“Si se quiere de alguna manera, yo creo que lo más enriquecedor que tiene ese viaje [es] como ese ejercicio de deconstruirse culturalmente (…) una experiencia vital que te conecta con algo que funciona de otra manera y funciona. Tiene otra manera de funcionar y le dan resultados y es imposible separar lo que estás viendo, de cómo lo hacen o de cómo llegaron a eso” añadió Santángelo.

El Yukou International Art Village se encuentra en el norte de Shaanxi, en una zona rural que apoya el desarrollo económico agrícola de manera sustentable. Abarca más de 7 kilómetros cuadrados en los que se encuentran un distrito de arte, museos, centros de producción y zonas de innovación cultural. Su anclaje está en un terreno árido, bajo y llano, rodeado de montañas. Si bien hoy en día viven allí entre 70-80 personas, supo ser un territorio industrial y popularmente habitado. Este espacio de la residencia contrasta con los otros puntos del viaje, donde la aglomeración, el bullicio, la hipertecnologización y los estímulos visuales proliferan por doquier.
Los docentes tuvieron la oportunidad de visitar diferentes lugares: una zona pedagógica de escuelas y liceos, donde tomaron contacto con el universo de la caligrafía china: el papel, la tinta, el pincel caligráfico y los caracteres. En Yulin recorrieron la universidad, el campus y en particular visitaron la Facultad de Arte. En Beijing pudieron conocer diferentes galerías de arte contemporáneo, el Museo DODO, el taller de pintura tradicional y el estudio de escultura de Liu Ruowang, que posibilitó ver cómo trabaja y cómo entiende. Para dos Santos visitar tanto el taller como el estudio de este reconocido artista chino significó ver “la cocina de Liu” y comprender la escala tanto de las obras visuales y de escultura como las cantidades y producción con las que trabaja.